La evolución de la evolución
Darwin y la sociedad humana

Giancarlo Livraghi – enero 2006

Traducción castellana de Pedro Fernández-Llebrez del Rey – octubre 2011

también pdf
(mejor para imprimir)

Also in Englishanche in italiano


Se discute mucho sobre “ética”. Pero, como dice el refrán: “hay mucho ruido y pocas nueces”. En esta situación tan compleja y confusa es interesante la lectura del artículo de cubierta en The Economist en 20 diciembre 2005.

Es notable que los recientes descubrimientos en materia de evolución sean tratados tan en serio por una revista que normalmente no trata temas de biología o de antropología (o mas generalmente de filosofía o de ciencia) sino que, normalmente, se concentra en economía, sociedad y política.

El tema en cuestión es la contestación a una pregunta que ha sido objeto de discusión durante siglos o milenios – y que ahora es incluso más relevante.

¿Son parte de la naturaleza humana los valores éticos, sociales o colaborativos?  ¿O, por el contrario, necesitan ser implementados “desde fuera” por creencias filosóficas o religiosas, leyes y reglas impuestas (mas o menos arbitrariamente) por algún tipo de autoridad?

Desde la “edad de las luces” parece claro que el ingenuo concepto del “buen salvaje” (bon sauvage), tal y como lo imaginaba Jean-Jacques Rousseau, no encuentra ninguna confirmación en los hechos o en la historia. Simplemente no es cierto que los seres humanos, “buenos” y civilizados en su estado natural, sean forzados a crearse una coraza bárbara y cruel por las instituciones “modernas”.

Pero es igualmente erróneo creer la afirmación contraria: que la humanidad es “por naturaleza” agresiva y egoísta, “mala” y violenta (que es lo que normalmente se define como “salvaje”) de manera que toda sociedad civilizada necesita ser forzada por el poder y las restricciones.

Para revisar este concepto necesitamos desprendernos de las teorías simplistas de la economía. (La más dogmática y menos experimental de todas las ciencias, tanto que no es ni siquiera razonable calificarla como “ciencia” – pero esta es otra historia, y bastante compleja).

Veamos cómo The Economist nos ayuda a ver el problema desde el punto de vista de la evolución – específicamente antropológica.

evoution
copyright © The Economist 2005

La divertida imagen de una mujer en los escalones más elevados tiene un interesante significado,
aunque sólo esté indirectamente relacionado con la materia que trata el artículo
(el hecho de que lleve un atuendo navideño alude a la época en la que el ensayo fue publicado).
En cualquier caso está claro que el concepto “hombre” se refiere, en este contexto,
a “seres humanos”, independientemente del género a que pertenezcan.
 

Tras un corto artículo introductorio, un amplio y largo ensayo (treinta páginas) explica, más adelante, con gran detalle los recientes descubrimientos históricos y arqueológicos y sus consecuencias en el estudio de la evolución, llegando a un avance del conocimiento muy relevante que está, básicamente, de acuerdo con los conceptos primarios definidos por Charles Darwin, pero que va considerablemente mas allá.

El hecho clave final es que la cooperación y la benevolencia mutua son considerados parte de la naturaleza humana, al menos tanto como el egoísmo y la maldad. Los avances en el estudio de la evolución nos están mostrando el error radical del concepto de “darwinismo económico” característico del siglo diecinueve. Aunque, lamentablemente, aún influye en creencias y actitudes hoy día tan extendidas como insensatas.

La “frase envenenada”, “supervivencia del más apto”, explica The Economist, fue inventada antes del estudio de la evolución. Fue definida por Herbert Spencer como parte de la doctrina económica.

Cuando se publicó la obra de Darwin Sobre el origen de las especies (en 1859), la nueva teoría de la evolución fue incorrectamente adoptada por Spencer y otros “economistas clásicos” como un presunto “apoyo científico” de sus ideas falsas y nocivas.

Hace unos ciento cinquenta años Herbert Spencer era uno
de los principales colaboradores de The Economist
(que se publica regularmente desde 1843).
Es interesante saber ahora que “su” revista, a la luz
de los recientes descubrimientos científicos, está
revisando críticamente lo que publicó hace un tiempo.

Así es como nació el “darwinismo social”. Fue una teoría tan terrible como científicamente infundada. No se trataba del tradicional homo homini lupus al que se refirió con amargura, hace unos dos mil años, Plauto – y que ha sido citado con frecuencia desde entonces. Fue, y muy a menudo aún es, una vergonzante glorificación de la explotación y el egoísmo salvaje.

«Todos los capitalismos – explica “the Economist” – tomaron lo que supusieron que era aleccionador del libro de Darwin y lo aplicaron a la sociedad humana. Su desalmada conclusión, de la que habría estado orgulloso un religioso puritano del siglo 17, era que la gente tienen lo que se merece – aunque el único criterio fuese mas genético que moral. Los mas aptos, no sólo sobreviven sino que prosperan. Además, el darwinismo social establecía que las medidas para ayudar a los pobres eran un desperdicio, ya que, obviamente, al no estar capacitados estaban condenados a hundirse».

«Tristemente, la agravante idea se atascó. Durante 100 años, el darwinismo social se asoció con una particularmente dura y desagradable visión del mundo, que no se correspondía con la realidad o, por lo menos, con toda la verdad. La gente ciertamente compite, pero también colabora. También existe la compasión por los caídos y frecuentemente se trata de ayudarles más que aplastarles. Para este tipo de comportamiento el texto “Sobre el Origen de las Especies” no tiene explicación. El resultado es que el darwinismo hubo de pasar de puntillas sobre la evolución de la sociedad y el comportamiento humano. En su lugar, los discípulos de una creencia de la mitad del siglo 19, el marxismo, dominaba los departamentos académicos de sociología con su ingenuo idealismo colectivista – aunque la aplicación práctica de dichas ideas fue incluso más catastrófica que el propio darwinismo».

¿Donde nos encontramos ahora? En una perspectiva muy distinta, si realmente tratamos de entender la naturaleza humana, en lugar de caer en el estúpido lugar común de que no se vive con lo que se aprende de la historia, la cultura y la experiencia – y ahora, de los avances de la moderna antropología. Así es como se explica en The Economist.

«Pero el mundo real eventualmente penetra incluso las torres de marfil». El fallo de las teorías del siglo diecinueve, combinado con el desarrollo de nuevos cambios, «ha propiciado una apertura de mentes, y el darwinismo está de nuevo con nosotros con ánimo de venganza – y con un giro. Exactamente cómo la humanidad se hizo humana es un tema aún de debate. Pero hay, al menos, algunas hipótesis formales. Lo que dichas hipótesis tienen en común es que se basan, no en las ideas de Spencer sobre la competición individual, sino en la interacción social. Esta interacción es, ciertamente, a menudo confrontación y ocasionalmente sanguinaria. Pero es frecuentemente colaborativa, e incluso cuando no, mas a menudo manipulativa que violenta».

«El nuevo gran descubrimiento del darwinismo ha sido la identificación del papel central que tiene la confianza en la evolución humana».

No es una noción nueva. Siempre ha estado claro en la historia y en la prehistoria que no es posible una humanidad sin un eficiente trabajo en equipo y con actitudes compartidas. Pero es muy importante encontrar confirmaciones y explicaciones, con una mayor profundidad, en los recientes estudios avanzados sobre “la historia del hombre”.

Esto no solamente pone punto y final a la credibilidad de las teorías torpes e inhumanas tales como la del “darwinismo social”. Sino que también establece un interesante marco para la definición de “el más exitoso” desarrollo evolutivo. La supervivencia y el crecimiento de la humanidad no pueden estar basados en un comportamiento ni “totalmente egoísta” ni “totalmente colaborativo”. Se necesita una combinación de iniciativa individual y conciencia social.

Sería ingenuo pensar que el terreno está allanado y que no existen contrastes y conflictos. O que la naturaleza humana está dominada por la confianza mutua, la cooperación y el cuidado del “bien común”. Pero es un hecho probado que nuestra especie es incapaz de sobrevivir y desarrollarse en ausencia de dichos valores. Especialmente si entendemos que la evolución no es exclusivamente una cuestión de supervivencia – necesita de un constante avance y superación.



Mas comentarios sobre este tema se encuentran en
Stupidity: instinct or culture
(una traducción española está en preparación)

Una nueva, perversa y estúpida, tormenta de “darwinismo social”
es la catastrófica pandemia de la especulación financiera

Había una vez... el mercado



index
índice

Home Page Gandalf
home