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italianoArticulo en Internet News Marzo de 1998
Quizás sea un hacker
(o podría serlo)
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Se habla a menudo de hacker; y a menudo no nos entendemos, ya que la
palabra tiene significados diferentes. Un día alguien me dijo que habría una reunión
clandestina donde un famoso hacker contaría cómo había conseguido penetrar en el
Pentagono. Yo fui a la reunión, pero no era para nada clandestina; en ella hablaba
Richard Stallman, que nunca había pensado "penetrar" en ningún sistema, sino
que se ocupaba de freeware: aquel software que no siempre
es gratuito sino que es free, o sea libre y puede ser libremente utilizado y
modificado por todos. ¿ Es aquel señor un hacker? Sí, lo es en el significado original de la palabra, que no quiere decir "malintencionado", como parece por los artículos en los periódicos y los discursos que se oyen por ahí. La historia está bien explicada en algunos libros, como el clásico Hackers: Heroes of the Computer Revolution de Stephen Levy (1984 ) y el excelente Hacker Crackdown de Bruce Sterling (1992 ); de ambos libros hay traducción italiana (N.del T. global drome está haciendo la traducción del libro de Sterling y podéis encontrar la primera entrega aquí). Existe también un buen libro italiano publicado a finales de 1997: Spaghetti Hacker, de Stefano Chiccarelli y Andrea Monti. Cuando fui a comprarlo el vendedor me dijo que debía volverlo a pedir continuamente, ya que se vendía a saco, signo evidente de que hay un fuerte interés sobre el tema. Esencialmente un hacker es una persona con una fuerte preparación técnica que se divierte manipulando las máquinas e inventando cosas nuevas. Es lo que se llama un "manitas". Sin personas como éstas no tendríamos tanta tecnología de la que usamos y no tendríamos internet. Los primeros hacker del MIT no se ocupaban de ordenadores sino de trenes eléctricos. Los primeros que se divirtieron haciendo travesuras ( más para demostrar su habilidad que con la intención de hacer daño) fueron los que en los años 70 inventaron las blue box para hacer llamadas interurbanas sin tener que pagarlas. Quien esté leyendo pensará: ¿y tú qué tienes que ver? No soy un "manitas" porque no tengo la competencia técnica. Pero no puedo evitar "meter la mano" en el ordenador, porque no acepto que haga cosas diferentes de las que me hacen falta; y cuando (como suele pasar) un software tiene sus caprichos, o se comporta de una forma distinta de la que yo quisiera, salta un impulso basado en un firme principio filosófico: la máquina debe trabajar para mí y no al revés. Surgen a veces aparatosas batallas, si eso pasa pido ayuda a un verdadero "manitas", pero al final tengo que salirme con la mía. Creo que nunca hay que rendirse. Sistemas, protocolos, procedimientos de comunicación en red, etc, deben adaptarse a las exigencias de las personas, y no nosotros a los antojos de cualquier ingeniero loco o cualquier prepotente y gigantesca casa de software. Este es un comportamiento de hacker. La frontera entre "buen técnico" y "perturbador" es sutil. Algunos de los denominados hacker han llegado a hacer cosas verdaderamente ilegales o dañinas (aunque a menudo su objetivo no era hacer daño, sino vanagloriarse de su habilidad, tal como lo demuestra el hecho de que muchos jóvenes hacker de mayores trabajan en grandes empresas de software y encima bien pagados). Pero hay otro motivo que me hace pensar que soy algo hacker, y está poco relacionado con la tecnología. Creo haber sido, toda la vida, una especie de hacker cultural. Siempre he tenido la irresistible tendencia a ir más allá de la superficie de las cosas, a buscar noticias e informaciones diferentes de las más difundidas. Es decir, soy un curioso incurable. Para los que son como yo, si no existiera la red habría que inventarla, aunque pronto nos damos cuenta de que encontrar lo que buscamos no es fácil. Hay decenas de buscadores, algunos con una potencia enorme, otros con pronunciadas capacidades selectivas... pero a menudo no encuentran lo que se busca. Así nace la diversión (y la fatiga) de dialogar por ahí, utilizar la línea de los contactos personales hasta que finalmente se encuentran los nudos de la red que nos permiten tomar nuevos senderos. Cosas de hacker... Y la cosa no acaba aquí. Muchas veces oímos hablar de reglas, filtros, controles, en fin, censura. Hasta ahora en Italia somos casi completamente libres (esto es válido también para España). Pero si un día los "controladores" consiguieran realmente limitar nuestra posibilidad de búsqueda y de diálogo, entonces para los que son como yo no quedará otra elección que encontrar otro camino no controlable, como montar un server en Ruritania con una identidad marciana, o de cualquier otra forma convertirse en hacker, en bucanero de la información. Espero que no pase nunca... pero si sucediera, queridos lectores y lectoras, nos daríamos cita en mi escurridizo barco fantasma en alguna invisible bahía de la Tortuga. |
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