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Articulo en Internet News – Majo de 1998

El derecho de copiar

 

  Hay una noticia interesante: Netscape hará públicos los "códigos fuente" de la próxima versión de su browser. Este es un detalle interesante dentro de la lucha entre Microsoft y algunas grandes empresas. Batalla que se está combatiendo sin exclusión de golpes y pleitos y que, almenos hasta ahora, está lejos de enfrentarse al verdadero problema: la necesidad que todos tenemos, y que nadie satisface, de sistemas abiertos, compatibles y eficientes. Si esto se quedara en un episodio aislado, no sería un evento muy significativo; pero si fuera el síntoma de una tendencia, podrían pasar cosas muy interesantes.

El mundo del freeware (que es el soporte de internet ) y el del software "comercial" son diferentes; son culturas lejanas y divididas, que se miran de reojo. Opiniones inteligentes, como las de Keith Porterfeld y Eric Raymond, nos dicen que esta contraposición es un error, que la apertura y la colaboración beneficiaría a todo el mundo ( sobre todo a nosotros, que sufrimos cada día las consecuencias de unos sistemas inútilmente complejos y absurdamente incompatibles ).

Hasta ahora estas voces han sido ignoradas por parte de ambos bandos, pero cuando Netscape ha decidido hacer públicos los códigos fuente, ¿aquién se ha dirigido para establecer cómo se hace? Se ha dirigido a un distibuidor de freeware como Debian. ¿Podemos esperar la creación de un puente? Es decir, que sistemas libremente disponibles, como Linux, hoy día reservados a un círculo iniciático de personas técnicamente expertas, asuman una cara amigable también para los "profanos" y sean una alternativa real a los productos comerciales que hoy estamos obligados a utilizar.

Si esto pasara, ¿quebraría Microsoft? No lo creo. No se han venido abajo ni la Standard Oil ni la AT&T, ni quebrará Telefónica pese al libre mercado de la telefonía ( N.del T. : El autor hace aquí una referencia a la situación italiana que me ha parecido bien adaptar a la situación española ). Con todo el dinero y los recursos técnicos de que disponen están perfectamente capacitados para competir en un libre mercado. Estarían obligados sólo a ofrecer un mejor servicio y hacer productos mejores.

Pero esto no acaba aquí, ya que no se trata sólo de los "derechos" sobre el software sino que ha llegado el momento de revisar también el concepto del "derecho de autor".

Richard Stallman es una persona muy antipática. Nunca he tenido un coloquio con él, pero lo he visto hablar en público y maltratar a quien lo traducía y a quien le hacía cualquier pregunta. Se considera un santo y un héroe, es extremadamente arrogante y no sabe escuchar. Pero hay que saber separar a las personas de las ideas. Por muy desagradable que sea el personaje, comparto muchas de las cosas que dice y los valores mantenidos por la Free Software Foundation.

El derecho de autor, según Stallman, nació gracias a una técnica: la imprenta. Mientras los instrumentos de producción ( de un libro, un periódico, un disco, una película) estaban en las manos de pocos y se basaban en recursos muy costosos, el sistema de los "derechos", tal como lo conocemos hoy, tenía una razón de ser.

Pero ya no es así. Existen las fotocopiadoras, las impresoras, las grabadoras audio y video, los disquettes y otros aparatos. Cada uno de ellos tiene posibilidades técnicas de reproducción. Existe internet, donde cualquiera puede distribuir hasta el infinito un texto, una idea... hasta música o imágenes e incluso (si el ancho de banda lo permite) una película. ¿Realmente creemos que un autor o un editor pueden perseguir con una legión de abogados a todo estudiante que haga una fotocopia? Aunque se pudieran controlar los web-sites ¿quién podría impedir la difusión de los textos por e-mail?

¿Esto significa que los escritores, los compositores, los músicos...etc, deben morirse de hambre? Por supuesto que no. Pero será necesario encontrar una nueva forma de remunerar la obra del intelecto, o por lo menos flexibilizar bastante el concepto de "derecho de autor", válido desde el software hasta la literatura.

Estoy hablando (o así lo parece) en contra de mi interés personal, puesto que si los lectores no compran una revista, el editor no me puede pagar un artículo; y si no se venden las copias impresas de un libro, no recibo los derechos de autor. Pero creo que con un poco de sentido común se podría encontrar un equilibrio, de manera que si alguien escribe (libros, música o software) reciba su justa recompensa, pero, en cambio, la difusión de las ideas (y de las tecnologías) no estaría frenada por criterios aparecidos hace 500 años, dentro de una realidad técnica, económica y cultural profundamente diferente a la de hoy.

¿Cómo habría que hacerlo? No lo puedo resumir en un breve artículo y no sé exactamente cuál puede ser la solución. Hay materia como para hacer trabajar a juristas, técnicos, autores, editores e "instituciones" culturales de medio mundo. Personalmente creo que una cosa es cierta: el derecho de difundir, elaborar, utilizar ideas y tecnologías se ha hecho inalienable y ninguna represión podrá borrarlo. Hay que aceptar un hecho: hemos de adaptar derechos y deberes a la realidad en la que vivimos.

Existe un anexo (en italiano) a este artículo para quien desee profundizar en el tema; otras observaciones sobre el mismo se encuentran en el número 11 de la publicación italiana "Il mercante in rete" (o en inglés "Netmarketing").

 

   
 
Por Giancarlo Livraghi
gian@gandalf.it

 

Versión al español  de Marco Bellonzi 

marco13@santandersupernet.com

 

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