Libro de Giancarlo Livraghi – El poder de la estupidez

estupidez


Un ejemplo
“el pulpo de Oberhausen”


Observaciones sobre el poder de la estupidez
en un artículo de Lucía Mendez
publicado en El Mundo el 10 julio 2010




El poder de la estupidez


No hay un tratado completo y universal sobre la estupidez humana, pero su impacto en la Historia ha sido comentado por numerosos pensadores. Giancarlo Livraghi, un estudioso de la comunicación, se ocupa del asunto en un libro fácil de leer para el verano que se titula El poder de la estupidez. El autor italiano sostiene que la estupidez mueve el mundo y que «en cada uno de nosotros reside un factor de estupidez que es siempre mayor de lo que creemos». La globalización ha extendido el conocimiento, pero también la estupidez se ha difundido como una especie de virus.

Sin necesidad de salir de España, tenemos estos días abundante material para ser analizado a la luz de la estupidez. La llamada de Rubalcaba a Rajoy para decirle que iban a detener a un dirigente del PP puede encajar en la llamada Navaja de Hanlon (que es una versión de la célebre de Occam) «No atribuyas nunca a la maldad lo que se puede explicar bien con la estupidez». También en esta clave de necedad se entiende el lío de Montilla con las pancartas de la manifestación de esta tarde.

Aunque nada como lo del pulpo para descubrir hasta dónde puede llegar la estupidez globalizada. Un pulpo que vive en un acuario de Oberhausen (Alemania) al que se atribuyen poderes paranormales ha abierto los espacios informativos en la radio, los periódicos y la televisión. El Oráculo de Oberhausen es más famoso que el de Delfos por haber pronosticado la victoria de España ante Alemania y tuvo ayer en vilo a millones de personas cuando le obligaron a elegir entre la bandera holandesa y la española.

Cadenas nacionales emitieron en directo el vaticinio del pulpo sobre la final del Mundial como si fuera el Debate del estado de la Nación. Sobre el pulpo han fijado posición el presidente del Gobierno, numerosos ministros, el líder de la oposición, presidentes autonómicos, alcaldes y líderes de opinión. El pulpo arrasa en la red y ha dado lugar a ocurrentes debates sobre la importancia del pulpo – cocinado – en la cultura española.

La vicepresidenta De la Vega se declaró ayer «muy partidaria del pulpo» al término del Consejo de Ministros, Cristóbal Montoro ha pedido al CIS que lo contrate y los expertos en cálculos y probabilidades se an visto en la obligación de aclarar que la capacidad adivinatoria del pulpo no tiene base científica. Bien está que los adolescentes hagan bromas en el Facebook sobre el pulpo, pero francamente creo que este asunto se nos ha ido de las manos.

Aunque no a todos. «Bueno, es un pulpo», respondió Carlos Marchena cuando se le preguntó por el asunto. Y lo dijo como si le extrañara la pregunta. Los hombres de la selección mantienen la sensatez.

Lucía Mendez

pulpo

Queda claro que la del pulpo es una broma. Lo que es menos fácil entender es cómo un ser humano, en seleccionar la comida del pulpo, podía tener “capacidad adivinatoria“. Pero Lucía Mendez tiene razón: “este asunto se nos ha ido de las manos”. Uno de miles de ejemplos de el círculo vicioso de la estupidez. Como decía Theodor Adorno, «la industria de la cultura se adapta a las reacciones de sus clientes mucho menos de cuanto las falsifica». [g.l.]
 

Hay otros comentarios sobre la estupidez
“a propósito del pulpo“.
Por ejemplo un artículo de Jose-Tomás Cruz Varela
el 16 julio 2010.




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