Libro de Giancarlo Livraghi – El poder de la estupidez

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Comentario en Sostenibilidad y empresa
“Responsabilidad social corporativa en la empresa del siglo XXI“
4 agosto 2010




Decisiones estúpidas
de personas responsables


Mucho es lo escrito sobre la inteligencia y el talento, las formas de medir ambas magnitudes y los beneficios que reportan a individuos y organizaciones y, quizá por ello, se toma como hecho común el que allí donde encontramos o creemos encontrar dichas virtudes es un lugar en el que se toman buenas decisiones. Sin embargo, es obvio que demasiadas cosas salen mal a diario fruto de decisiones erróneas o estúpidas.

El escritor italiano Giancarlo Livraghi, en su libro El Poder de la Estupidez, apunta hacia un efecto producido por la llamada teoría de Parkinson y que se conoce como la ingelitencia y que él define como: «el ascenso a los puestos de autoridad de personas que sienten celos ingentes del éxito ajeno al par que se caracterizan por la incompetencia».

Como indicador indirecto de incompetencia se suele utilizar el nivel de competencia interna en sentido inverso, es decir, las personas son más competitivas internamente en las organizaciones de manera directamente proporcional a su nivel de incompetencia para el puesto que ocupan, probablemente como mecanismo de defensa que posibilite el mantenimiento del statu quo.

También conviene separar personas responsables de individuos con responsabilidades, ambos pueden en un momento determinado tomar decisiones estúpidas pero, obviamente, el daño que pueden causar los segundos es mucho mayor. Las posiciones inmovilistas que con frecuencia descansan en supuestos dogmáticos de personas con responsabilidades, o por simple empecinamiento, tienen el efecto de impedir que se vislumbre la transición de fase.

Entender este efecto que no solo tiene lugar en el contexto de la física de los elementos, cuando un líquido por ejemplo a través de la temperatura se convierte en gaseoso, sino que se da también en el ámbito social, es crucial para adaptar las estructuras de forma dinámica y permitir que se tomen decisiones parciales y se comprueben los efectos de las mismas, corregir a tiempo y adaptarse a los cambios con la mayor flexibilidad.

Desde mi punto de vista la estupidez carece de intención, es más bien una cualidad del ser humano que le dota de la facultad de equivocarse (obviamente sin querer) y de montar grandes desastres, desmantelar empresas, o simplemente hacer un ridículo espantoso. La estupidez tiene el poder de hacer cambiar el mundo de manera eficiente, dado que tras manifestarse y producir sus efectos tiende a hacer desaparecer el soporte que le da sustento y deja paso a nuevas posibilidades.

Miguel Ángel Moyano Santiago  



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