Libro de Giancarlo Livraghi

estupidez


Un artículo de César Medina en Listindiario (Santo Domingo)
listindiario

23 octubre 2012


La estupidez política
en su máxima expresión


Desterrado en la isla de Santa Elena, apostrofado por la clase política y en medio de una soledad delirante tras sus épicas batallas en 30 años de gloria, Napoleón Bonaparte dejó esta frase a la posteridad: «En política, la estupidez no es impedimento».

Más de siglo y medio después, el científico alemán Albert Einstein, dijo: «Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana. En cuanto al universo, no estoy seguro».

Ya en estos tiempos un académico italiano, Giancarlo Livraghi, se ha pasado la vida estudiando el fenómeno de la estupidez como fuente causal de las mayores tragedias de la humanidad.

Y recoge el resultado de su investigación en el libro “El Poder de la Estupidez”, cuya traducción al castellano causa furor en el mundo literario español y se ha convertido en un éxito de librería.


¿Por qué traigo todo esto a colación?

Muy simple: Leyendo a Livraghi he recordado un vocablo muy gracioso que se inventó el inolvidable Miguel Ángel Velázquez Mainardi: “Tarúpido”, que pretende conjugar en una sola palabra a una persona que al mismo tiempo era tarada y estúpida y que se creía gran líder político por el hecho de haber llegado a la Presidencia de la República.

Con los años he llegado a convencerme de que una buena parte de los dirigentes políticos dominicanos pertenecen a ese infame grupo inventado por Velazquito: El exclusivo club de los tarúpidos...


El “piquete” del PRD

Sólo hay que detenerse en el comportamiento díscolo y en la inobservancia de normas elementales de conducta, para apreciar la incapacidad de esos dirigentes en la lógica de sintonizar con los intereses de la militancia de sus propios partidos.

Más aún, la torpeza que exhiben en la adopción de tácticas para aplicar estrategias... Eso es de antología. ¿Habráse visto mayor estupidez que la de convocar un “piquete” un sábado a las dos de la tarde frente al local central del PRD para protestar contra el propio PRD...?

¿A quién ha beneficiado tan estruendoso fracaso? ¿Quién fue el de la genial idea?

Porque ni que se lo hubiera propuesto le habría salido tan bien al presidente del PRD que, para mayor dislate, ni siquiera se encontraba en el país al momento de producirse tan penoso acontecimiento.


¿Lo pagó Vargas?

Si no fuera porque al frente de ese “piquete” estaba uno de los más fanáticos seguidores de Hipólito Mejía, el señor Juan Cadena, cualquiera diría que la pagó Miguel Vargas para demostrar su fortaleza interna en el PRD. Porque esos tres gatos que se presentaron frente a la casa nacional perredeísta han puesto a pensar a todo el mundo que Vargas no tiene competencia en ese partido.

De no haber sido por una estupidez mayor de los seguidores de Vargas que promovieron el “piquete” denunciando que era una actividad del PPH – que ciertamente lo era – ni siquiera esos tres gatos se hubieran presentado al lugar y al señor Cadena lo habrían dejado completamente solo.

A la gente del PPH no se le da una en esta lucha por el control del Partido Revolucionario. En todos los escenarios donde ha llevado sus planes contra Miguel Vargas, ha fracasado.

El primero fue poco días después de las elecciones, cuando intentó suspenderlo y expulsar a algunos de sus seguidores; luego al llevar una turba a la sede del Tribunal Superior Electoral cuando se conocía semejante desatino; el boicot a una reunión de la seccional de Madrid, lo mismo en Nueva York, y ahora con este “piquete” frente a la casa nacional.

De todos esos intentos de acoso, Vargas ha salido más fortalecido y la gente de Hipólito muestra cada vez más desesperación.

Y mientras parecen cada vez más agotadas las posibilidades de arrebatarle el PRD a Miguel, sólo una cosa queda en claro en esta pugnacidad fratricida: ¡Qué torpes son los perredeístas! ¡Cuánta capacidad tienen para enajenarse el poder!

César Medina    



Obviamente no entiendo la situación política en la República Dominicana, no puedo
compartir ni tampoco criticar los puntos de vista de César Medina sobre el tema.
Sin embargo, es lamentable observar que en todo el mundo hay síntomas alarmantes
de la estupidez del poder y manifestaciones preocupantes de “tarupidez”.
[g.l.]



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