Desde hace dos o tres años el tema de la
transparencia y de la compatibilidad en el software y en la
comunicación online ha dejado de ser un tema del cual
se ocupan sólo los especialistas o pocas
personas particularmente interesadas en la calidad y la
libertad de diálogo y de información.
Aún es marginal respecto al gran fracaso
de cosas mucho menos imporantes, pero se habla ocasionalmente
del tema, incluso en los mass media.
Es igualmente reciente, pero sigue desarrollándose,
otro fenómeno interesante: el creciente interés
por las soluciones opensource por parte de las empresas
incluidos grandes protagonistas históricos
como Ibm y otros grandes operadores de la informática,
como la reciente fusión de Compaq y Hewlett-Packard.
Aún existe un subterráneo, pero creciente, empeño
por parte de gobiernos y administraciones públicas en
medio mundo (mientras las autoridades y las
grandes empresas italianas continúan insistiendo con
ciega obstinación en la dirección equivocada).
No se trata de un duelo entre dos
únicas soluciones, ni de un choque frontal entre dos
ejércitos homogéneos y contrapuestos. No es
tampoco la revolución de un nuevo (las
soluciones abiertas y en particular Linux) contra un
viejo régimen (los sistemas cerrados y en
particular el monopolio Microsoft). No es una insurrección
de románticos soñadores, sino un sistema concreto
de soluciones prácticas y funcionales.
La situación es intrincada y compleja. Con
una infinidad de hechos y evoluciones que, al menos hasta
ahora, no dan lugar a un cuadro organizado o coherente.
Más que una guerra parece una guerrilla, en la cual el
corpachón degenerado e infectado de los sistemas
desafortunadamente más difundidos es atacado sobre mil
frentes por una variedad de soluciones y situaciones
diversas, más o menos pequeñas pero
unidas por una mayor apertura, transparencia y compatibilidad
y por su capacidad biológica de
co-evolucionar, de verificarse y mejorarse
recíprocamente.
Sucede con frecuencia, en la historia
de las cosas humanas, que la evolución y la
innovación ocurren en este modo. Sin un plan ordenado
y programado, sino por una más o menos
espontánea, darwiniana evolución de una
infinidad de fenómenos aparentemente diferentes en
la cual se mezclan cosas nuevas y otras que nuevas no son,
pero parecían apagadas u olvidadas.
Estas evoluciones existen, por fortuna, incluso en Italia.
Pero más que en otros lugares están dispersas en una infinidad de iniciativas frecuentemente sólidas
y eficientes, pero descuidades e ignoradas, e incluso a menudo
obstaculizadas, por la cultura dominante
(política, administrativa, de las grandes empresas, de
la información y de la formación). En cambio la
libertad, la apertura y la compatibilidad deberían ser
cultivadas e impulsadas con particular atención
precisamente por nosotros. En el frente de las grandes
concentraciones y de los sistemas cerrados la partida
está perdida no tenemos ninguna posibilidad de
competir. En un cuadro más libre, abierto y
múltiple, la prepotencia de la fuerza de
choque es menos eficaz, hay mucho más espacio
para el ingenio, la fantasía, la flexibilidad. Donde
hay verdadera libertad y apertura de comunicación, las
ocasiones son extraordinariamente más ricas para
Europa y en particular para Italia.
Lo importante es entender que el concepto de compatibilidad
y de soluciones abiertas no concierne sólo la disponibilidad
del código fuente en el software (es decir,
open source) sino más ampliamente toda suerte de
aplicaciones y recursos, incluidos los protocolos
sobre los cuales se basa la internet y los
lenguajes con los cuales se organiza la
comunicación online. Estas soluciones, desde los
orígenes, nacieron abiertas y
sustancialmente lo son aún hoy. Sólo con una
plena compatibilidad y apertura es posible un buen
funcionamiento de la internet. Todo intento de encerrarla,
presionarla o deformar los sistemas haciéndolos menos
compatibles va contra la naturaleza intrínseca de la
red. Tarde o temprano termina volviéndose contra quien
adopta esos planteamientos equivocados.
La libertad y la apertura no son sólo exigencias
fundamentales de la cultura humana y de la sociedad civilizada.
Son también una ventaja para el business. Las soluciones
abiertas no son sólo más administrables y menos
costosas. Son también mucho más confiables y
eficientes.Quien se encierra, o se deja encerrar, en sistemas
o lenguajes condicionantes e incompatibles, al final se
encontrará hablando solo con sí mismo y
sofocándose en el tufo de un ambiente privado de
cambios, de aire y de respiración. Las insoportables y
onanistas decoraciones de las cuales ha llenado
sus aisladas propiedades no tendrán más valor
que los graffiti sobre los muros de una prisión.