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Festina lente

(como decía Aldo Manuzio)


de Giancarlo Livraghi gian@gandalf.it


Mayo de 1999 – Versión al español de Marco Bellonzi





Una experiencia desoladora es encontrar sites abandonados. Links que van a la nada (señal de que no sólo algo ha ido mal en el site de destino, sino que también quien ha puesto el link no se ha preocupado de controlarlo). O también cosas que aún están ahí, pero nadie pone al día desde hace tres o cuatro años; proyectos empezados con entusiasmo y después abandonados. Ruinas de arquitectura de las que se intuye vagamente el diseño.

Si intento entender por qué suceden estas cosas, a menudo descubro que el motivo era la prisa. Uno se espera el resultado en poco tiempo, no lo consigue y va perdiendo el interés. Cuando digo prisa, no entiendo días o semanas. Hay casos, por ejemplo, cuyo objetivo se esperaba para el cabo de un año. No se consiguió y se ha dejado todo. Otros, con algo más de paciencia, han llevado adelante una iniciativa análoga y han superado ese objetivo, continúan invirtiendo tiempo y ganas, y han ido ocupando el territorio.

Todavía hoy muchos piensan solamente en cómo crecer, cómo darse a conocer, cómo llegar rápidamente a un alto número de visitas o de pageview. En la mayor parte de los casos, es una pésima idea.

Un site bien hecho no nace adulto, como Minerva de la cabeza de Júpiter. Nadie, por muy experto que sea, o se crea, puede saber a priori cómo deberá ser. Se aprende mucho de la experiencia, de los – inevitables – errores, del diálogo con quien nos lee, de las comprobaciones “de campo”. La ventaja de la red es la posibilidad de una contínua comprobación y experimentación.

Un consejo interesante viene de alguien que, hace quinientos años, se encontró en una situación similar. Johann Gutenberg había inventado una nueva tecnología, pero no una nueva cultura. Aldo Manuzio entendió que se necesitaba un nuevo modo de ser y de pensar. No sólo inventó una tipografía, la aldina, que es la progenitora de la que usamos todavía hoy, no sólo diseñó un estilo de maquetación que quedó como ejemplo magistral, sino que pensó también en nuevas formas de elegir y organizar los contenidos. En pocas palabras, inventó la edición.

El sello de Aldo Manuzio, que no por casualidad representaba un ancla y un delfín (movimiento, inteligencia, energía, y también estabilidad, paciencia), se acompañaba de una frase que, a simple vista, parece una paradoja. Creo que su lema pueda enseñarnos algo interesante y de gran actualidad.

Festina lente. Date prisa despacio. La comunicación electrónica es rápida pero las personas tienen otras cosas que hacer además de hacernos caso. Los valores (relaciones, conocidos, confianza) crecen gradualmente. Se pueden destruir rápidamente, pero para construirlos se necesita paciencia y constancia.

Creo que es mejor así. Si de verdad fuera posible, para quien se conecta en la red, darse a conocer por un gran número de personas en poco tiempo, en mi opinión sería un problema. Un “éxito” prematuro podría traducirse en un desastre porque muy probablemente nos cogería por sorpresa.

La “prisa” que necesitamos no es el crecimiento inicial, es la velocidad de reacción. Se requiere rapidez en la respuesta y en el aprendizaje, flexibilidad en la adaptación a circunstancias en contínua mutación, a problemas imprevistos y a ocasiones que se abren cuando – y donde – menos se esperan.

Mejor invertir en modo gradual. Comenzar con una visibilidad no excesiva, con un espacio fácilmente organizable y gradualmente creciente, en el cual se nos permite la posibilidad de equivocarnos sin demasiados riesgos y aprender mientras el diálogo aún está a nuestro alcance. Estar preparados para añadir recursos, y formar personas a medida que la experiencia nos enseña cómo hacerlo.

En resumen, creo que es mejor, antes de poner la bandera en el techo, controlar que estén los fundamentos. Una iniciativa on-line no está hecha de ladrillos y cemento, tiene la gran ventaja de poder ser modificada cómo y cuándo queramos, pero tiene una arquitectura precisa y compleja, que no se mantiene en pie si las bases no están bien concebidas.

Festina lente, en mi opinión, debería estar escrito en letras mayúsculas en cualquier sitio donde se inicie o se lleve a cabo una actividad en red. O también, como decía mi abuela... «la gata apresurada pare los gatitos ciegos».




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